Ayer visité una exposición dedicada a Goya[1], donde se mostraba la primera serie completa de grabados conocida como “Los Desastres de la Guerra”, aunque el pintor de Fuendetodos la tituló: “Fatales consecuencias de la sangrienta guerra en España con Buonaparte. Y otros caprichos enfáticos”. Consta de ochenta dibujos realizados durante la Guerra de la Independencia española, y que podrían ser considerados como un reportaje moderno de las atrocidades cometidas, siendo las víctimas de cualquier condición social. Es decir una crónica gráfica de aquel dramático suceso, absolutamente vigente en cualquier conflicto bélico del mundo actual.
Goya, que vivía en Madrid, tuvo que viajar a Aragón en octubre de 1808, a petición del general Palafox, para inmortalizar los sucesos de los Sitios de Zaragoza, y empezó a confeccionar bocetos a fin de preparar la colección, que ahora se conservan en el Museo del Prado.
Las imágenes giran en torno a tres motivos principales, terror, tortura y muerte y hambre y miseria; donde Goya se sirve de su arte para hacer un alegato contra toda guerra, y denuncia las crueldades cometidas por las tropas francesas contra el pueblo español, así como la violencia de las guerrillas de las masas incontroladas.
El resultado es una reflexión amarga en contra del hombre, absorbido por una situación límite que genera venganza, miseria y muerte. Y que evidencia el fracaso de la razón, valor en el que tanto confiaban los ilustrados.
El terror se puede observar en grabados que reflejan el miedo que envuelve, y a veces deforma, a las figuras. Y en toda la serie se ponen de manifiesto sentimientos de desolación.
La expresión de la tortura y la muerte, en sus diversas facetas, aparece de manera recurrente en la obra. Goya se recrea en las distintas formas que tiene el hombre de torturar y matar a sus semejantes (fusilamientos, ahorcamientos, linchamientos, empalamientos, acuchillamientos, hambre…) Igualmente, representa las diferentes actitudes del individuo ante la muerte, y distingue a los que van a su encuentro de forma resignada, de los que luchan hasta el último memento, de los que la sufren desconsoladamente o de los que desean su llegada.
El pintor plasmó el hambre y la miseria en los últimos dibujos de los Desastres de la Guerra, que permiten apreciar las consecuencias indirectas de una confrontación armada. Tienen un elevado grado de fatalismo, como si el destino final del hombre fuese la autodestrucción. Goya resaltó con maestría esos rasgos de amargura que caracterizan a los personajes que no han fenecido a causa de una muerte salvaje, si no como consecuencia de una penuria constante.
Finalmente encontramos los “caprichos enfáticos” que dan a entender los aspectos políticos e ideológicos que acompañaron a los hechos narrados hasta entonces. De tal forma que el sanguinario proceder de los legisladores, la superstición popular, la corrupción política y la injusticia se convierten en alegorías que nos muestran el trasfondo de lo acontecido.
Definitivamente, los Desastres de la Guerra son una muestra de los trágicos sucesos ocurridos en España entre 1808 y 1815, fecha en la que se da por concluido el trabajo. La serie está realizada con punta seca, lavis, buril y barniz, y no pudo ser publicada en vida del pintor. La primera impresión fue realizada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1863, aunque se conocen pruebas que hizo el propio Goya entre 1814 y 1815.
Muchos de los defectos que Goya reflejó con agudeza en estos grabados siguen siendo, hoy en día, graves problemas sociales de la humanidad. Y si después de doscientos años no hemos sido capaces de aprender de nuestros errores solo me queda invitarles a la reflexión. Buenas noches
María Bastitz
[1] Francisco de Goya y Lucientes, Fuendetodos (Zaragoza) 30 de marzo de 1746, Burdeos 15 de abril de 1828. Pintor español, que tras un minucioso aprendizaje en su tierra natal, viajó a Italia en 1770, tomó contacto con el recién estrenado neoclasicismo, y adoptó dicha corriente cuando se estableció en Madrid. En 1793 una grave enfermedad determinó su pintura, convirtiéndose en más creativa y original, además de expresar mayor realismo que los cuadros anteriores. Su obra refleja el convulso momento histórico que le tocó vivir, en especial la Guerra de la Independencia, y la serie de estampas titulada “Los Desastres de la Guerra”. Gran predicamento alcanzó su “Maja Desnuda” favorecido por la polémica en torno a la identidad de la dama retratada. Pero su obra culminante sería la serie de pinturas conocidas como “Negras”, en las que Goya se anticipó a los movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX.
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