Apreciados lectores y amigos:
Ya sabéis que no tengo por costumbre publicar ningún artículo en sábado pero los acontecimientos políticos ocurridos en España a causa del movimiento “Democracia real ya”, que ha tomado plazas de distintas ciudades de nuestro país en vísperas de elecciones, hace que me pregunté ¿dónde está el Socialismo? Y no pueda quedarme indiferente. Si nos remontamos a Karl Marx[1] y sus teorías, que deberían ser algo así como el catecismo del Partido Socialista, ya que se considera de ideología marxista, los objetivos del Gobierno español, si es que tiene algún otro que no sea el de enriquecers a costa de los contribuyentes, están a años luz del pensamiento del filósofo alemán.
Marx, tal como lo expone en su obra Das Capital, critica la economía capitalista y defiende un socialismo fundamentado en el reparto equitativo de los beneficios del trabajo, ya que consideraba que el capitalismo concentraba la riqueza en pocas manos, y no podría resistir la presión de los obreros, agrupados y organizados, que no tardarían en apoderarse de los medios de producción a fin de colectivizar la sociedad.
Hoy en día la Historia nos ha dado pruebas de que tales pensamientos, llevados a la práctica el pasado siglo XX resultaron una utopía, pero a una le gustaría creer que el Sr. Rodríguez Zapatero y sus acólitos entenderían mejor que nadie la filosofía de Marx, estarían más cerca del pueblo en sus desgracias, y tendrían la misma dignidad que aquellos, que en el pasado, se enfrentaron a la autocracia y lucharon por sus derechos. Pero a la hora de la verdad, tenemos que constatar, estupefactos, como prefieren convertirse en meros lacayos de los mercados internacionales. El asunto en cuestión, no solo afecta al PSOE, sino también al resto de la clase política a causa de la degeneración del poder en España.
Después de la Revolución Francesa y las revoluciones liberales de 1820, 1830 y 1848 se fue implantando en Europa el menos perverso de los sistemas políticos, el gobierno de todos: la democracia. Pero el problema surge cuando la democracia se convierte en demagogia, los gobernantes elegidos utilizan engaños con aquellos que les han dado el poder y nuestros políticos se llenan la boca de falsas esperanzas para un pueblo demasiado castigado. El pasado mes de abril el balance de desempleados era de 4.269.360, en una España donde los
sindicatos ya no dependen de las cuotas de sus afiliados para subsistir y defender los derechos de la clase obrera, porque hace tiempo escogieron ser retribuidos por el Estado, dándose la paradoja de que todos los trabajadores, quieran o no, deben contribuir a su mantenimiento, para terminar convirtiéndose en una fuerza manipulada por los partidos de izquierdas, que los sacan a la calle en manifestaciones, que a menudo tienen cierto regusto bolchevique. Y ya hemos bautizado a nuestros jóvenes, en su mayoría titulados universitarios, que no pueden acceder al mercado laboral como “la generación perdida”
Gracias, Sr Rodríguez Zapatero por su contribución al bien común. Gracias por dejar que los mercados internacionales especulen con la fragilidad de su gobierno y los organismos comunitarios hablen de colapso de la democracia en España.
Como no quisiera que nadie me mal interpretara, he de aclarar que no es solo el Partido Socialista el culpable de estos descalabros. El actual Gobierno sucedió al del Partido Popular, presidido por José María Aznar, que nos quiso llevar a una guerra que los españoles habíamos rechazado desde el primer momento, pero no lo tuvo en cuenta, llegaron los atentados del 11-M y perdió las elecciones. Y a día de hoy los conservadores están involucrados en numerosos casos de corrupción como la escandalosa trama Gürtel. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, reconoció durante el acto de presentación de los candidatos municipales del PP que en su partido hubo “comportamientos incorrectos”. Y dijo: “Quiero aprovechar para presentar excusas a los ciudadanos que hayan podido sentirse defraudados” ¿Por algo será? ¿no les parece?
Pero afortunadamente, cuando parecía que ya nos habíamos acostumbrado a que nos pegaran palos por todas partes, surge en Internet un movimiento conocido como Democracia Real Ya, que defiende la democracia tal como se entiende en los países occidentales, y que no es una protesta individualista, sino un reclamo a la dignidad del ser humano. Da igual que sean de derechas, de izquierdas o anti sistema, lo importante es que estén donde deben de estar, desmarcados de cualquier partido político, haciendo alarde de exquisito civismo y pidan lo que de justicia les pertenece. Por todo ello exponen sus inquietudes en un manifiesto que reza así:
“Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos. Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros. Por la indefensión del ciudadano de a pie. Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:
Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad. La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo. Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y las carencias que todos sufrimos.
Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del ser humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.
Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del ser humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.
Por todo lo anterior, estoy indignado. Creo que puedo cambiarlo. Creo que puedo ayudar. Sé que unidos podemos. Sal con nosotros. Es tu derecho”.
Así las cosas, mientras esta plataforma demuestra estar lejos de la tiranía que ha implantado el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, que legisla a base de leyes coercitivas para impedir que se ponga en evidencia la incapacidad de gestión de sus ministros. Solo me queda recordar a la clase política española que, salvo excepciones, ha perdido la honestidad y con ello la credibilidad y la legitimidad que el pueblo le había otorgado, y que se niega a renunciar a los privilegios que se derivan de su cargo, como el de viajar en business class, que el padre de las doctrinas marxistas,
Ministras socialistas fotografiadas en la revista Vogue
en las que se basa su ideario político, vivió en Londres, en la más absoluta pobreza, gracias a las ínfimas remuneraciones que recibía por los artículos que publicaba en el New York Tribune, y a la generosidad de su amigo Friedrich Engels[2].
Y a ustedes, lectores y amigos, como siempre les invito a reflexionar. Buenas noches
María Bastitz.
[1] Karl Heinrich Marx Pressburg, (Tréveris, Alemania, 5 de mayo de 1818 – Londres, Reino Unido, 14 de marzo de 1883), fue un intelectual y militante comunista alemán de origen judío. Cursó estudios de Derecho en la Universidad de Bonn pero los dejó para estudiar Filosofía en Berlín, obteniendo el doctorado en 1841 en la Universidad de Jena. En su influyente obra, exploró en los campos de la filosofía, la historia, la sociología y la economía. Junto a Friedrich Engels, es el padre del socialismo del comunismo moderno y del marxismo. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels) y El Capital.
[2] Friedrich Engels, (Barmen-Elberfeld, actualmente Wuppertal, Renania, entonces parte de Prusia, 28 de noviembre de 1820 – Londres, 5 de agosto de 1895) filósofo y revolucionario alemán. Amigo y colaborador de Karl Marx, fue coautor con él de obras fundamentales para el nacimiento de los movimientos socialista, comunista y sindical, y dirigente político de la Primera Internacional y de la Segunda Internacional.
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