El miércoles pasado nos despertamos con la noticia de un bodorrio de conveniencia, cosa habitual hoy en día. El novio es un gentleman de popularidad recortada, como sus políticas sociales y el sueldo de sus funcionarios. La novia, una mujer de rostro esculpido por obra y gracia del botox y la abundancia de silicona en los labios. Adora salir en las fotos Tanto puede cenar con la baronesa Thyssen como descender a los bajos fondos y culpar a la comunidad rumana de delincuencia y extorsión. Sabemos que le gusta el color azul pero, para la ocasión, vestía de blanco inmaculado. Hace unos años, el recién casado juró y perjuró, con notario de por medio, que jamás matrimoniaría con esta señora, y aunque nos quedó claro que nunca la invitaría a cenar ni, en el mejor de los casos, a desayunar al día siguiente, ahora la necesidad apremia. Claro que habría preferido una relación ocasional, de aquellas de aquí te pillo aquí te mato, pero debe de haber hecho de las tripas corazón, porque ella le exigió una unión estable y duradera y él aceptó sin rechistar. De madrugada le dio el sí quiero en un hotel de Barcelona, de los más caros, porque el banquete nupcial no lo pagaron ni los padres de él, ni los de ella, quienes soltaron la pasta ni tan siquiera asistieron a la ceremonia. Y todo por salvar el presupuesto, expresión numérica de un programa de Gobierno, hijo del novio y apadrinado por CIU, y que necesitaba del apoyo de la novia y de su camarilla política para sacarlo adelante. Después de la noche de bodas, al recién casado no se le veía feliz, los matrimonios arreglados suelen tener estos inconvenientes, en cambio ella estaba radiante. Si a alguien no le ha quedado claro, los protagonistas de esta introducción son Alicia Sánchez Camacho, diputada al Parlamento catalán por el Partido Popular y Artur Más, Presidente de la Generalitat de Catalunya.
Y ustedes se preguntarán ¿qué tiene que ver esto con lo que nos anunciaba? ¡Ay! Amigos, como la política últimamente nos lleva por senderos equivocados y andamos de sorpresa en sorpresa una, aunque les haya prometido hablar de otra cosa, se permite ciertas licencias para poner en evidencia desfachateces que claman al cielo. Pero después de este breve inciso, vamos con nuestra heroína de hoy que es catedrática del cinismo.
Siempre hemos tenido cármenes en nuestro país ¡cómo no! por algo es patrona de los marineros, María stella maris, y vivimos en una tierra bañada por el mar. De Carmen Amaya a Carmen de Mairena, pasando por las damas de la familia Franco, véase doña Carmen, Carmencita…y demás parentela. Pero por si empezábamos a olvidar aquello que cantaba una folclórica: Yo soy la Carmen de España y no la de Mérimée[1], también llamada Carmen y apellidada Sevilla, apareció Carme, sin patronímico castizo, hija de bombero y nieta de anarquista, que con dieciséis primaveras se introdujo en las Juventudes Socialistas de Catalunya y desde el consistorio de su Esplugas natal, alzaba el puño en alto y cantaba la Internacional.
Se licenció en Derecho por la Universidad de Barcelona. Quiso obtener el doctorado en la Universidad Autónoma, pero nunca llegó a leer la tesis, cosa extraña en una mujer que pasó por la Universidad de Manchester, de Kingston, de Montreal. Por la Université Laval de Quebec, por el Osgoode Hall Law School de Toronto, sin que nos quedara claro si hacía un postgrado o un curso de parapente. Porque aquí, una servidora, también estuvo en la Universidad de Oxford y en la de Louvain-la-Neuve, de visita, y no se le ha ocurrido nunca colocarlo en su currículum.
Su trayectoria parlamentaria arrancó en las elecciones generales del 2000, cuando consiguió el acta de diputada por la provincia de Barcelona. Fue reelegida en marzo del 2004, y José Luís Rodríguez Zapatero, su mecenas y mentor, la rescató del anonimato para colocarla de vicepresidenta primera del Congreso y después, en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria, al frente del Ministerio de la Vivienda. Y fue entonces cuando Cupido le asestó un golpe mortal que la hizo caer en las redes del amor y la llevó a contraer matrimonio con el periodista Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación del Presidente del Gobierno, y así todo quedaba en casa.
En el 2008 después de que Zapatero ganara otra vez las elecciones y regalara euros por doquier a sus votantes, como si del rey Midas se tratara, en un ejercicio de funambulismo propio de un mago de escaso talento, la reina del Partido Socialista, embarazada de siete meses, se convirtió en la primera ministra de Defensa del Estado español, que adoctrinó a los militares en el papel que más le convenía al nuevo Ejecutivo. Y la milicia enojada odiaba su condición de mujer, su estado de buena esperanza y las arengas patrióticas que salían de sus labios porque se les antojaban falsas.
Carmen Chacón con el Jefe del Estado Mayor del Ejército
Mientras soñaba con regresar a Afganistán para ver de nuevo a sus soldados, llegaron las elecciones de noviembre de 2011 y la hecatombe socialista. A Carme se le fue al traste su puesto al frente del Ministerio, los militares empezaron a respirar tranquilos, por fin se olvidaría de tanques y misiles y se dedicaría a cuidar a su hijo Miguelito. Pero ella, inquieta por su futuro, le guiñó el ojo al PSC con el objetivo de liderar el socialismo catalán después del décimo segundo congreso de la formación, anunciado para diciembre de 2011. Y aunque, por su boquita de piñón, prometió una oposición digna a fin de favorecer el empleo y luchar en contra de los recortes de CIU, Pere Navarro Morera se llevó el gato al agua y Chacón se quedó compuesta y sin liderazgo.
Así las cosas, juzgó que lo mejor sería cambiar de aires y hacerse llamar Carmen. Recorrer todos los rincones de la geografía nacional para recordar, a todo el que la quería escuchar, los orígenes almerienses de papá Chacón, y con ello hacerse perdonar su relación con el catalanismo, alcanzar el mayor número de apoyos para alejar a Rubalcaba de la Secretaría General y llegar a liderar el PSOE después de su trigésimo octavo Congreso Federal, celebrado recientemente en Sevilla.
Carmen Chacón con Alfredo Perez Rubalcaba
Pero ¡Ay, qué cosas tiene la vida! El que fuera vicepresidente con ZP obtuvo 22 votos más que nuestra Carmen y todas sus esperanzas se evaporaron en medio de un doloroso llanto. Hemos perdido la batalla pero no la guerra, decían los de su equipo. Aunque la derrotada, víctima de la traición de quienes le habían prometido el voto y al final se rajaron, anunciaba que iba a plantar cara a Alfredo Pérez Rubalcaba por esas tierras de España, con el objetivo de convertirse, en el 2015, en candidata del PSOE a la presidencia del Gobierno.
Amigos lectores, si lo hace y gana, que Dios nos coja confesados, porque estaremos frente a la primera mujer presidente del Gobierno en España pero, que por su comportamiento ante las cámaras y los flashes, una vez concluido el congreso, no nos dejó otra alternativa que la de pensar que ignoraba que gobernar es dirigir, y nos quedamos atónitos viéndola hacer pucheritos al no haber logrado su meta. Créanme, en política, con chorizos y corruptos ya tenemos bastante, no necesitamos pusilánimes.
En vista de la situación le aconsejo, mi querida señora, que como ya ha retocado varias veces su nombre sin éxito aparente, de ahora en adelante no vaya a aderezarlo con un diminutivo al estilo de Carmencita Chacón, porque tendrá un sabor un pelín tiránico, con regusto a dictador, de ingrato recuerdo en las filas socialistas y en muchos ciudadanos de a pie, y no será usted candidata. Y si todavía piensa que le quedan batallas por ganar, aunque muchos creamos que está políticamente muerta, esconda sus lágrimas de plañidera y llámese usted Carmela. Sonará mejor. Se lo digo de corazón, aunque su carrera política me importa un rábano.
Señores les invito a la reflexión.
Buenas noches.
MARÍA BASTITZ
[1] Prosper Mérimée, autor de la obra Carmen, que en 1875 se convertiría en Ópera gracias al talento musical de Georges Bizet.
Es curioso que hablemos de Carmen y de una batalla. Creo recordar que en la novela del mismo nombre, Merimée, nos dice que vino a España atraído por un premio que daba el Gobierno francés a quien resolviera el enigma histórico de dónde se desarrolló la batalla de Munda. Por cierto, creo que lo ganó él.
ResponderEliminarPara empezar, pienso que debería de utilizar el nombre que figure en su DNI, para no incurrir en una suplantación de personalidad, como ella debería ya de saber, si de verdad ha estudiado Derecho.
Hablando de otra batalla, me da la impresión de que a Carme o como se llame, no la han elegido, porque hay una gran rivalidad entre los miembros del PSOE y los del PSC. Ya se vió, en tiempos de ZP, que se quisieron desmarcar de la política emanada de la sede de Ferraz, diciendo que ellos eran otro partido y, de hecho, siempre han aspirado a gozar de un grupo propio en las Cortes.
También me parece injusto que los miembros del PSC puedan asistir a las reuniones del PSOE, pero no al contrario.
Aparte de esto, yo no tengo nada contra los catalanes, pero éstos no gozan de la simpatía de buena parte del resto de España. Por eso, hubiera sido una temeridad que los miembros del PSOE eligieran a una catalanista que ejerce como tal.
Supongo que hubiera sido muy fácil para el grupo de anti-catalanistas. En vez de hacer una campaña para no comprar productos catalanes, hubiera sido cuestión de decir no voten a los catalanes.No tienen más que preguntarles a los fabricantes de cava qué tal les ha ido en los últimos años.
También, me parece recordar que esta dirigente participó en una reunión y apoyó activamente a un actor catalán que fue procesado por sus gritos contra España. Incluso, creo que se pusieron una camiseta en apoyo a este actor.
Entiendo que estaría fuera de toda lógica que esta persona fuera elegida candidata socialista para el Gobierno de España.
En fin, yo creo que los socialistas han elegido entre una cosa mala y otra peor y han elegido la primera, que ya la conocían.
Saludos.
Aliado.
Así es, Aliado. Ya sabes lo que dice el refrán: Más vale malo conocido...Lo que si está claro es que en la vida uno tiene que ser coherente con sus posicionamientos, pero en este punto la señora Chacón anda confundida.
ResponderEliminarUn saludo